lunes, 23 de septiembre de 2019

El sueño del Profundo

Un molesto ruido de reloj, ese tic tac sin final se hacía visible en los sueños del hombre. Con lentitud el fue abriendo su boca y de ella salían palabras sin sentido. Se encontraba en su casa, de cuando era chico. Un aroma delicioso le obligó a darse vuelta y observar, una mujer sirvió dos platos de sopa, con un poco de pan, una comida algo simple, pero deliciosa, agua a la boca se le hacía al ver ese platillo.El reloj, que hace rato se detuvo, volvió a sonar. La madre se acercó a su hijo y le pregunto, rápidamente soltó la cuchara. La madre volvió a preguntarle y él solo la miro con miedo, no supo cómo responder. En vez de sonar ese Tic Tac infinito, se comenzó a escuchar una campana. 

El sueño cambió, el protagonista del confuso sueño corría por un campo de trigo. A todo vapor lo seguía un tren volador – tren …. El primer …. La primera … pieza… va a .. – comenzaba a mascullar mientras un ruido de lapicera comenzaba a sonar, en una libreta anotaba el escriba. Un escamoso animal volador lo vigilaba desde lo alto, un dragón. No tardó mucho en comenzar a hablar o mascullar, o hasta gritar, lo cual preocupaba al escriba que ahí se encontraba allí en ese momento. De un dragón paso a un tsunami de palabras, literalmente, El Profundo comenzó a tirar muchas más palabras sin sentido, y el escritor no supo qué escribir ya que todas las palabras no conectaba ni con las anteriores y ni con las nuevas frases. Como si de la nada lo hubieran sedado, se relajó. 

Morodian comenzaba a mascullar frases con sentido – e-el .. el rompecabezas … Zyl … – murmuró – Iban … rompecabezas … tren a … Zyl… – le ruido de la lapicera escribiendo en la hoja hizo que Morodian cambiará de sueño repentinamente. 

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